27.9.05

12._ Humanidad

Afirmamos que la Humanidad, como nivel de emergencia de la autoconciencia y el pensamiento simbólico, representa una importante etapa de la evolución cósmica. ¿Es quizá un paso necesario, después de la aparición de la vida y luego de la conciencia, o "vida inteligente"?

Como en todos los casos de emergencia, no ha podido preverse en los niveles anteriores; es una auténtica novedad; su aparición ha dependido de la acción de tendencias "heurísticas" en medio del azar; no responde a ningún propósito propio o finalidad consciente presente en el nivel previo; sólo puede considerarse "a posteriori" como finalidad de la Naturaleza.

Por otra parte, ¿cómo podemos calificar de "cósmicamente importante" a algo que ocurre en un lugar tan minúsculo, en un insignificante planeta de un corrientísimo sistema estelar, de una de las incontables galaxias del universo?
Y aunque pudiéramos concederle alguna importancia cualitativa como logro de organización compleja, ¿no es un pensamiento delirante el creer que pueda desempeñar un papel destacado en la evolución universal hacia la Novedad Última, hacia Dios? Para intentar responder a estas preguntas debemos tener en cuenta varios aspectos.

En primer término, que las condiciones adecuadas para la aparición de la vida no se dan en cualquier lugar, y especialmente no en el centro de las galaxias, y que requieren de un largo tiempo de preparación para que puedan producirse los elementos materiales que la constituyen. Por eso, el surgimiento de la vida sólo puede esperarse en lugares con ciertas propiedades ambientales, tales como temperaturas moderadas y presencia de agua líquida, y sólo después de un largo período preparatorio, de miles de millones de años, en la existencia del universo. Es cierto que habrá seguramente innumerables planetas en el inmenso universo donde se den las condiciones apropiadas, y probablemente se den, pues, incontables apariciones de diferentes formas de vida en múltiples lugares, y distintos tiempos. Que esas vidas evolucionen hacia la inteligencia, tal como la conocemos, y especialmente hacia un tipo de inteligencia como la humana, parece algo más azaroso. Incluso podríamos decir --si se nos permite situarnos en un punto de vista así-- que si el "fenómeno humano" no hubiera ocurrido, quizá no hubiera motivo alguno para esperarlo. Pero ha ocurrido. ¿Solamente en la Tierra? No lo sabemos. No sabemos si la Humanidad es el comienzo único del nivel de emergencia autoconsciente, o si se trata de una de sus muchas ocurrencias.

En todo caso, la Humanidad es el inicio de una novedad de incalculables consecuencias para el futuro de la Tierra, y creemos que incluso para el Universo, por insignificantes que sean sus orígenes.

En segundo término, debemos considerar que el género humano existe desde hace poquísimo tiempo, en comparación a la edad de la Tierra. En efecto, se cree que los primeros homínidos vivieron hace unos 5 millones de años, que los primeros representantes del género humano datan de hace unos 2,5 millones de años y los primeros Homo Sapiens hace sólo unos 600.000 años, mientras que la Tierra se formó hace unos 4.600 millones de años y el Universo hace unos 14.000 millones de años.

En consecuencia, los efectos de la existencia humana solamente pueden estar empezando a manifestarse. Desde luego, la Humanidad civilizada, la Historia humana, tiene solamente unos 8.000 años, un lapso ridículamente breve en términos de la evolución. Sin embargo, los efectos de la civilización están transformando ya a la superficie terrestre, y se está ya planificando la futura colonización del Sistema Solar. Y, por encima de esto, el ser humano se ha diferenciado profundamente de los animales, adquiriendo progresivamente sus actuales características y capacidades personales y culturales, en ese breve plazo. En vista de todo ello, será difícil exagerar al imaginar lo que puede llegar a ser la Humanidad dentro de, pongamos, un millón de años. O sus descendientes, ¿o nuevos emergentes?, dentro de varios cientos o miles de millones de años.

Por supuesto, la historia de la Humanidad es éticamente ambivalente: pese a sus logros, está llena de las más horribles desgracias e injusticias, y las consecuencias de la civilización, pese a sus grandes logros artísticos y científicos, y a sus ventajas para la supervivencia y bienestar humanos, pueden ser corruptoras y destructivas, hasta el punto de amenazar la existencia misma de la Tierra.

El futuro de la Humanidad, lejos de estar asegurado, es dudoso, riesgoso y difícil. Puede incluso que no haya futuro alguno. Esta incertidumbre es real, desde el interior del proceso, a pesar de la presencia de la "buena voluntad" y de la acción del Espíritu. Ello manifiesta la gran responsabilidad que debemos asumir los seres humanos --cada uno en su ámbito particular "infinitesimal"-- en la marcha del proceso cósmico. Pero confiamos en que prevalezcan las tendencias positivas de la ética humana, y en ese caso, creemos que el impacto futuro de la Humanidad puede ser de crucial importancia en la evolución universal hacia Dios.
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